lunes, 14 de septiembre de 2015

Ten FE: Dios quiere sanarte

Ten FE: Dios quiere sanarte

Septiembre 13, 2015
La enfermedad es algo por lo que todos hemos pasado, y por lo que ninguno queremos pasar. Es como una entrometida que mata la celebración de la vida, una ladrona que se roba la salud y muchas veces destruye la alegría. Pero no siempre tiene que ser así.

A veces nos enfermamos y pensamos que Dios nos ha castigado por andar en pecado; y ciertamente puede, y tiene el derecho, la posibilidad y la soberanía para hacerlo. A veces pensamos que nos lo merecemos, y puede que muchas veces también sea así. A veces pensamos que es una prueba Pero la Biblia habla de muchas causas de la enfermedad, y muchas de ellas no tienen que ver nada con el castigo por el pecado ni con que sea meramente una prueba. No es la intención de este breve escrito el indagar sobre las causas de la enfermedad; para ello, ya he traducido hace algún tiempo el artículo “¿Por qué enferman los cristianos?”, que puede ser consultado en la página:http://creyentesintelectuales.blogspot.mx/2015/04/porque-enferman-los-cristianos.html             

Más bien, la intención de este escrito es hablar de la solución a todas las enfermedades, incluyendo el cáncer, el SIDA, la diabetes, las enfermedades cardiacas, mentales, y de toda clase de mal y padecimiento que se haya visto en este mundo. Muchos de estos padecimientos y enfermedades han sido o son experimentados por creyentes y cristianos que tácitamente deciden creer que aunque Dios puede sanarnos, es difícil que Él quiera sanarnos, y es, por lo tanto, muy posible, que no seamos sanados.

A este punto, ya muchos prevén el sentido de este mensaje, y ya mucho me estarán juzgando o pensando que estoy loco o que soy demasiado crédulo, mas yo quiero decirles que este mensaje es para la gente que tiene Su esperanza bien puesta en Cristo Jesús. El mundo puede decir de todo, la gente puede dudar cuanto quiera, y los médicos pueden decir que hay enfermedades incurables y terribles que son “imposibles” de resolverse; pero los que verdaderamente  creemos en Cristo y creemos en el Señor, sabemos y tenemos el DEBER de saber y confesar que “TODAS las cosas son posibles para Dios” (Marcos 10:7). Sabemos que NO HAY NADA que Dios no pueda solucionar, curar o resolver, que no hay NADA difícil para Él, y que no hay nada de lo cual Él no nos pueda liberar a sus seguidores por medio de Su sacrificio de amor en la Cruz. 

Jesús reconocía que los enfermos tienen necesidad de médico (Lucas 5:31, Marcos 2:17, Mateo 9:12), y todos los cristianos reconocerían que en estos versículos el Médico al que Jesús se refería era Dios, nuestro Médico espiritual, que quiere sanar nuestras heridas espirituales y que quiere curarnos de la enfermedad del alma humana pecaminosa. Reconocemos esto en términos espirituales, y el centro de nuestra fe en Cristo se goza con la firme certeza de que “Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas” (Salmos 147:3).

Sin embargo, muchas veces solemos buscar excepciones interpretativas para tratar de justificar por qué no hemos experimentado ciertas cosas en nuestro cuerpo: entonces decimos que Jesús no se refería a la sanación del cuerpo físico, o que en cuanto nos enfermemos, si podemos, debemos ir corriendo y visitar a los médicos, los cuales ciertamente son profesionales preparados con una trayectoria y con conocimiento que Dios les permitió tener para ser una bendición en las vidas de los demás, y procurar su salud.

Yo mismo he pasado por ello; la ciencia médica ha sido una gran bendición para mi vida; respeto sumamente a todos los médicos y profesionales de la salud y no dudo de ninguna manera que Dios esté trabajando en y por medio de muchos de ellos. Y supongo que es algo normal que la gente confíe tanto en los médicos dado que hemos crecido en una sociedad que acepta estas cosas tácitamente y las aprende tácitamente. Cuando uno está enfermo, uno debe visitar a un doctor. Y no está mal, por su puesto, visitar al médico (a menos de que sea una abortista que destruya la vida en vez de salvarla, o a menos de que se trate de alguien entrenado para prescribir fármacos adictivos que prometen salud, pero pueden acarrear mucho más perjuicio físico y/o mental).

Puede que esta fe en los profesionales sea algo normal en el mundo, pero Dios NO nos llama a tener una fe “normal”; Dios nos llama a tener una fe anormal en Su poder y en Su voluntad: una fe en que el Creador del cielo, de la Tierra, y del cuerpo humano, es más profesional, más confiable, más bondadoso, más conocedor que todos los médicos de la Tierra. Él nos llama a que decidamos tener una fe que mueva montañas; una fe que se dé cuenta de que si en algo llego a sentirme mal físicamente, y mi cuerpo llega a fallar o a debilitarse, a padecer o enfermarse, puedo acudir a métodos físicos, pero primero que nada y sobre todo debo elegir CONFIAR en Dios, CREER en Él, tener FE en Él y ACUDIR PRIMERAMENTE A ÉL, El Dios quien inspiró las Escrituras en donde escrito está:  "Amado, YO DESEO que tú seas prosperado en todas cosas, y QUE TENGAS SALUD, así como prospera tu alma" (3 Juan 1:12).

Sabiendo que dentro de Su Voluntad Dios QUIERE nuestra salud, así como QUIERE nuestra Salvación, debemos pasar a analizar por qué no sanamos casi siempre de forma sobrenaturalmente. Y al respecto, me atrevo a decir que el problema real es nuestra falta de fe.
Alguien sabio dijo una vez que LA FE no es creer meramente que “Dios puede”, sino *SABER que DIOS LO HARÁ*. Sin embargo el problema es que los creyentes promedio de esta época solemos decir o pensar que, dado que Dios sí puede, a lo mejor, lo más seguro es que Dios no quiere sanarnos. Y entonces citamos a Job, y a Pablo, acordándonos de las enfermedades como pruebas que Dios nos pone para probar nuestra fe.

Dios puede hacerlo, mas Jesús dejó claro que es Su PROMESA que si tenemos fe y se lo pedimos adecuadamente, ÉL NOS SANARÁ. Aquí citaré unos versículos bíblicos que lo demuestran, y luego de esto, deberás preguntarte si todavía es correcto dudar que Él quiera tu salud.
Sin embargo, déjame decirte que Él no es como el ser humano que miente. Viviremos SUS promesas como una tangible realidad y sabremos que cada una de Sus palabras es VERDAD si tan sólo las creemos de verdad. Él es FIEL a Sus promesas; ¿cuántas más promesas necesitamos?
  1. "Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Más Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas somos sanados" (Isaías 53:4-5).
  2. "El mismo llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por Sus heridas fueron ustedes sanados" (1 Pedro 2:24).
  3. "Hasta ahora nada han pedido en mi nombre; pidan y recibirán, para que la dicha de ustedes sea completa" (Juan 16:24)
  4. "Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; toquen, y se les abrirá" (Mateo 7:7)
  5. "Todo lo que pidan en oración, creyendo, lo recibirán" (Mateo 21:22)
  6. "Y todo lo que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él" (1 Juan 3:22).
  7. "Además les digo, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre que está en los cielos"(Mateo 18:19).
  8. Y todo lo que pidan en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré" (Juan 14:13-14).
  9. "Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas" (Marcos 11:24).
  10. "Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho" (Juan 15:7).
  11. "Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho" (1 Juan 5:14-15)
  12. "Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra" (2 Crónicas 7:14)
  13. "Cumplirá el deseo de los que le temen, también escuchará su clamor y los salvará"(Salmos 145:19).
  14. "Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes --declara el SEÑOR-- planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza. Ustedes me invocarán y vendrán a rogarme, y Yo los escucharé. y buscarán y me encontrarán  cuando me busquen de todo corazón" (Jeremías 29:11-13).
  15. "Vivo yo --declara el Señor DIOS-- que no me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Vuélvanse, vuélvanse de sus malos caminos. ¿Por qué habrán de morir, oh casa de Israel?" (Ezequiel 33:11)
  16. "Si escuchas atentamente la voz del SEÑOR tu Dios, y haces lo que es recto ante Sus ojos, y escuchas Sus mandamientos, y guardas todos Sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los Egipcios. Porque Yo, el SEÑOR, Soy tu sanador" (Éxodo 15:26).
  17. “Servirás al SEÑOR tu Dios, y El bendecirá tu pan y tu agua; y yo quitaré las enfermedades de en medio de ti” (Éxodo 23:25) 
  18. “He aquí, cuán bienaventurado es el hombre a quien Dios reprende; no desprecies, pues, la disciplina del Todopoderoso. Porque El inflige dolor, pero Él da alivio; El hiere, pero Sus manos también sanan. De seis aflicciones te librará, y en siete no te tocará el mal” (Job 5:17-19).
  19. “El SEÑOR lo sostendrá en su lecho de enfermo; en su enfermedad, restaurarás su salud.…” (Salmos 41:3,4).
  20. “Bendice, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios. 3El es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades; 4el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión” (Salmos 103:3-2)
  21. “Venid, volvamos al SEÑOR. Pues El nos ha desgarrado, y nos sanará; nos ha herido, y nos vendará” (Oseas 6:1).
  22. "Y el SEÑOR apartará de ti toda enfermedad; y no pondrá sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto que has conocido, sino que las pondrá sobre los que te odian” (Deuteronomio 7:15)
  23. “Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día del mal el SEÑOR lo librará. El SEÑOR lo protegerá y lo mantendrá con vida, y será bienaventurado sobre la tierra; y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. El SEÑOR lo sostendrá en su lecho de enfermo;  en su enfermedad, restaurarás su salud” (Salmos 41:1-3).
  24. "¿Está alguno entre ustedes enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia [i.e. los que tienen una fe firme que no duda] y que ellos oren por él... y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si ha cometido pecados le serán perdonados. Por lo tanto, confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho. Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto" (Santiago 5:14-18).
Jesús dijo que “Si puedes creer, al que cree todo le es posible” (Marcos 9:23) y que “TODAS las cosas son posibles para Dios” (Marcos 10:7)
Si no hemos sido sanados, el problema es que decimos que creemos pero en realidad creemos con dudas y no creemos plenamente.

Jesús dio a Sus discípulos la capacidad de sanar por medio de las oraciones en Su nombre. Él también dijo, y es Su promesa que los creyentes “sobre los enfermos pondrán las manos, y éstos se pondrán bien” (Marcos 16:18).
Pero incluso en su tiempo, algunos de los enviados por Jesús llegaron a dudar sobre esta promeso, y en una ocasión que no pudieron sanar a un joven, al acercarse a Jesús, preguntaron por qué no habían sido capaces de sanar a los enfermos. “Y Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: ‘Muévete de aquí, hacia allá, y se moverá; y nada les será imposible’.” (Mateo 21:21; Marcos 9:23).

Así que la pregunta no es “si Dios quiere sanarnos”. La cuestión es: ¿De veras CONFÍAS en Él? ¿De veras TIENES FE? Jesús preguntó: cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará FE en la Tierra?
No se trata de si "deseas" creerle, se trata de si DECIDES creer en Él. Te ánimo, hermano mío, a que creas en Él no sólo como tu Redentor, Señor y Salvador, sino también como Tu SANADOR. Aquél que pide en Su nombre, SABE que Él lo hará, y no duda. Aquél que pide en Su nombre, pide en Su espíritu, cómo Él lo espera.

De alguna manera debemos volver al Evangelio y reconocer que Dios es nuestro “Jehovah Rapha”, nuestro Sanador, tanto del alma, como del cuerpo. ¿Tú que dices creer... de veras pedirás en Su nombre? ¿De veras confiarás en Él? ¿De veras decides creerle? ¿De veras crees que Él te sanará? Mas vale que lo creas, porque si no, te pierdes de una gran bendición. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario